El principio PantaTec

En los procesos de granallado con abrasivos minerales el problema con aceites y grasas – según se ha descrito previamente – no se presenta de manera tan intensa como cuando se emplean abrasivos metálicos en circulación. Una razón importante para esto es la relativamente alta fluctuación de abrasivo mineral en el proceso de granallado.
Abrasivo mineral se destruye mucho más rápido y abandona el proceso en forma de polvo más rápido. Debido a esto, la saturación de aceites y grasas en el abrasivo es considerablemente menor y casi no importa. Sin embargo, por razones técnicas y económicas se da preferencia al uso de abrasivos metálicos.

Mediante el uso de un aditivo mineral adecuado, también es posible añadirle a un abrasivo metálico la función limpiadora de un abrasivo mineral.
El requisito básico para tal aditivo es la capacidad de separar y fijar el aceite y la grasa de las superficies de metal. Adicionalmente tiene que estar dada la posibilidad de que el aditivo pueda ser removido del proceso junto con las contaminaciones. De manera ideal y dentro de lo posible esto ocurre sin la necesidad de modificar la instalación de granallado y sin el efecto de aumento del desgaste inherente a los abrasivos minerales.
El aditivo tiene que trabajar extremadamente rápido, ya que los procesos de granallado son procesos altamente dinámicos. La velocidad de los granos de abrasivo es de al menos entre 80 y 200 m / s,  dependiendo de la tecnología. Las superficies del material granallado y el abrasivo sólo entran en contacto mutuo por apenas una fracción de milésima de segundo. Este es el tiempo que está disponible para la acción de limpieza. El principio PantaTec cumple con este requisito, ya que se aprovecha el efecto de la adhesión en lugar de la aspiración.